Este año para el Día de la Tapa rindo un merecido homenaje a una de las tradiciones gastronómicas más emblemáticas de España. Estamos ante una delicia en miniatura que despierta nuestros sentidos y conquista nuestros paladares en un solo bocado.
Orígenes de la tapa, unas delicias en miniatura
La tradición dice que nacieron en los mesones castellanos para “tapar” las copas de vino y así protegerlas de las moscas. Otra teoría nos sugiere que nació en Andalucía, pero con el mismo fin de tapar la bebida con pan o jamón.
Lo que sí es seguro es que esta práctica se extendió rápidamente por toda España y se comenzó a acompañar las bebidas con diferentes platos, cada vez más elaborados, para realzar el sabor y atraer a los clientes. Convirtiéndose así en una parte integral de la cultura gastronómica del país.
¡ A por una tarde de tapeo!
No hay nada mejor que entrar en un bar de tapas, donde el bullicio de las conversaciones se mezcla con el ir y venir de los camareros cargados de pequeñas tentaciones, desde los clásicos como las gambas al ajillo, bailando en su cazuela de barro o las croquetas de jamón, cremosas por dentro y crujientes por fuera; hasta las más novedosas tapas, en las que se mezclan culturas y técnicas innovadoras.
Hoy en día, el concepto de la tapa se ha extendido más allá de las fronteras de España y ha sido adoptado en muchas partes del mundo. Las tapas se han convertido en una forma de disfrutar y compartir la comida en un ambiente relajado y social, permitiendo a las personas probar diferentes sabores en una sola visita a un bar o restaurante.